Ella estaba sentada frente a la inmaculada hoja, ya llevaba horas ahí, eran las cuatro de la mañana, se le helaban los pies y su esposo roncaba aveces, tenía la hoja completamente en blanco, al igual que su mente, hacia un año exactamente que no escribía ni dos lineas coherentes...y no sabia a que se debía, había perdido además su buena ortografía, había escrito durante doce años, la misma historia sin fin, la historia que crecía desmedidamente, la historia que se arremolinaba en su mente desde niña, la historia que no la dejaba dormir, la que no la dejaba comer, y ahora, al parecer se había ido, ya no tenía interés, ¿que ocurría en el silencio de su mente?, ¿acaso porque ahora era inmensamente feliz en su matrimonio, ya no tenía inspiración?, o ¿todo lo que había escrito durante años no era más que inventiva del aburrimiento en el que su monótona vida se hallaba sumergida?, no podía echarle la culpa a que ahora era feliz, aunque no podía dejar de lamentarse ahora, encontrarse helada y vacía frente a la inmaculada hoja, sus dedos entumecidos agarrados al lápiz como ultimo recurso para obligarse a escribir algo, tal vez era porque había cambiado, pero ahora era feliz, porque se le habría de negar una de sus satisfacciones personales mas acérrimas, ¿porque su alma ya no era obscura?, ¿porque ya no la atormentaban fantasmas en su corazón?, ¿porque ahora era feliz?
No hay comentarios:
Publicar un comentario